Nunca me he considerado astróloga, usted perdone. Requiere demasiada constancia y dedicación y una comprensión de multitud de variables que se escapan a mi entendimiento. Pero soy persona y me mezo al compás de las olas energéticas de estrellas y planetas (y satélites), Muchos años de consultar astrología y reflexionar sobre mis aguas revueltas internas, me han llevado a una comprensión, de andar por casa, de cómo me afectan los cambios astrológicos y como le dan, de paso, la vuelta al mundo en el que vivo. Así que no preocuparse, que esta entrada no va de grados, conjunciones ni trígonos. No me atrevería. Pero que a dos meses a penas de la entrada de Saturno en retro nos esté cayendo la que está cayendo, si creo que da espacio a que hablemos un rato de este terrible señor peludo del averno. A ver si me explico.
Ay, Satunino. La leche que te han dao, hijo.
Lo primero es lo primero: Saturno retro es la Gran Caída de las caretas. Cuando imaginamos que se descubran los males de nuestra vida, la gente que nos ha traicionado, la gente mala de este mundo, solemos hacerlo empapados en literatura romántica y buenas películas de Hollywood:
"Hay un juicio, en el que somos acusados injustamente, todo parece ir en nuestra contra cuando, de repente, se abren de golpe las puertas de la sala y aparece el héroe, contando LA VERDAD, acallando todas las bocas, dejando a nuestros enemigos mudos y derrotados. Y la paz, la concordia y la alegría prevalecen en un nuevo mundo lleno de unicornios. (Y sí, el héroe nos besa al terminar su alegato en los morros)".
Es todo muy primado negativo, ¿eh? Que no nos permite ver las cosas buenas cuando por fin pasan, porque estamos esperando que pasen de una manera muy, muy determinada, heroica y cinematográfica. Rodeados de mil señales halagüeñas, seguimos mirando hacia la puerta, esperando a que entre nuestro Westley particular a salvarnos. Y así, con todo. El problema de nuestro amigo Saturno es que ni siquiera se dedica a enviar un par de señales halagüeñas. Eso se lo deja a los pequeños de la clase. Él es más de trabajar por la espalda, de los grandes golpes de efecto, de que todo parezca tranquilo (en la superficie) y, cuando menos te lo esperas, zasca, en toda la cabeza. Saturno es un planeta enorme, masivo, atemorizante y, cuando se mueve por los cielos, no mueve con él energías suaves y manejables. Lo mueve TODO. Saturno es más de hacer grandes limpiezas generales, pasar la aspiradora cósmica y no dejar títere con cabeza. De pensar que para qué poner parches y hacer remiendos y apaños, cuando puedes hacer borrón y cuenta nueva y acabar con todo lo podrido... y así empezar, esta vez de la buena, de cero y desde el principio.
El jodío Saturno.
¿Y cómo lo hace? Pues cuando Saturnete entra retrógrado, el sonido de fondo del espacio cambia. No lo percibimos con nuestros sentidos físicos, pero todo nuestro cuerpo está vibrando, cada uno de los días de nuestra vida, al son que marcan los astros. Y Saturno, amigos, en ese sentido es una mala bestia del heavy metal nórdico. ¿No me crees? Compruébalo tú mismo.
Como ocurre con la resonancia Shumann, los seres humanos estamos acostumbrados a los sonidos y vibraciones de nuestro sistema solar. Es sólo cuando cambian cuando de repente nos hacemos conscientes de que algo no es igual que siempre, que algo está "fallando", nos sentimos incómodos en nuestro cuerpo y en nuestra vida. Muchas personas, hoy en día, con la resonancia Shumann alterada y bailando el hula hoop la mayor parte del día tienen síntomas de ansiedad, insomnio y pitidos en los oídos, precisamente el día en que la Shumann se altera. ¿Ves por dónde van los tiros? Cuando un planeta cambia (relativamente para nosotros) su recorrido, ese sonar primitivo que subconscientemente percibimos ya no se ajusta a lo que estamos acostumbrados. Y empezamos a sentirnos más y más incómodos. Saturno retro trae tristeza, miedo, melancolía. Sensación de falta de palanca de control en nuestra vida.
Y aquí es dónde viene lo bonito del asunto, amigos. Saturno directo es las fronteras, los límites, los bloqueos que otros nos ponen en nuestro camino, las tretas para no dejarnos avanzar, los errores ajenos que nos perjudicaron, especialmente los de los que nos limitaron en nuestra vida movidos por el miedo y por la envidia. Cuando Saturno entra retro, es la hora de pagar el karma. ¿Te portaste mal a sabiendas, porque te corroe la envidia? La vibración de fondo de Saturno no te dará un momento de respiro, volverás a revisitar, una y otra vez, ese acontecimiento que provocaste, por crear en negativo. La melancolía, el miedo y la tristeza se convertirán en emociones incontrolables, reaccionarás con más odio y más rabia, buscarás aún más venganza... y si no has aprendido nada nuevo, si te niegas a aprenderlo, querrás volver atrás y golpear de nuevo, y golpear con más fuerza, en la creencia de que solo destruyendo a tu "enemigo" encontrarás la paz y la tranquilidad que ahora te falta. ¡Pero es que ahora Saturno está retro!
Las barreras y las fronteras que creaste, a oscuras, en lo escondido, a la espalda, empiezan a ser obvias para todos. Y tú actitud digamos que precisamente no ayuda. Las caretas caen estrepitosa, vergonzosamente. Para todos, los unos y los otros, los ofensores y los ofendidos, Saturno retro es un tiempo complicado, de emociones intensas. Socialmente, es una especie de locura colectiva en que a los poderosos (sea su poder real o imaginario) se les olvida que todo lo que hacen está a la vista de todos. La soberbia, la prepotencia y la falta de humanidad les hace dejar de ocultarse. Noticias, sucesos y acontecimientos tenebrosos salen a la luz, produciendo un cataclismo. Nada es nuevo en realidad bajo el sol, pero ahora tenemos permiso de papá Saturno para verlo. Y da mucho miedito.
La gran limpieza de Saturno retro puede ser muy dolorosa. Los débiles, los ofendidos, los que fueron pisoteados, no verán llegar a su Westley en un corcel blanco para poner las cosas en su sitio. Serán los que los rodean los que, de repente, se darán cuenta de lo que ha ocurrido. Y aquellos que los pisotearon, que los dañaron, que abusaron de su posición, ciegos por los influjos de Saturno, seguirán haciendo daño, sin darse cuenta de que el gran telón ya ha caído, y que como el emperador. van por el mundo en bolas, gordos, grasientos, sucios y ridículos. A la vista de todos. Sin disfraz de lamé dorado y lentejuelas. Las normas de Saturno retro son tan claras como definitivos son sus efectos: Haz lo correcto. Enfréntate a tus miedos. Pero, como decía la gran Madeline Montalban, la magia de las estrellas no está hecha para todo el mundo. Y el aforismo chino lo remarca, las estrellas, en su curso, luchan por el hombre justo. Por mucho que sepas de que va el asunto de este retro, por mucho que estés advertido, por mucho que intentes taparte la boca con cinta aislante, seguir en las sombras, continuar con tus conspiraciones, tienes los 568,319,000,000 trillones de toneladas de Papá Saturno en tu contra. Deberás pagar el precio. Hacerlo en público. Perder tu honra. Convertirte en polvo. Es la gran limpieza de Saturno.
Si de por si este es un panorama que da muy poca tregua, este año tenemos al Kirk Hammer de la banda celestial retro en un año 5 (adáptate a los cambios o muere) y además en Acuario (me la pelan tus penas, sacrifícate por el colectivo o muere).
Sin embargo, si has hecho tu trabajo, si sabes de verdad qué significa hacer lo que debes, si te enfrentas al mayor de tus temores, si estás en el bando de los débiles, si te pisaron la cabeza, ensuciaron tu nombre, te quitaron lo que es tuyo, se rieron de tu dolor y tu pena, ¡aguanta! Haz lo que debes, ten confianza. Antes del amanecer es el momento de más oscuridad de la noche, cuando parece que todo empeora y se pierde la esperanza. Recuerda que la verdad no vendrá de la mano de un héroe, sino de la caída de las caretas que Saturno provoca. Aún tienes que enterarte de más cosas, aún sentirás que te roban lo tuyo, aún parecerá que ganan siempre los malos. Que están a punto de hacerte aún más y más daño. Pero, párate. Escucha. Siente a Saturno en tus tripas. No prestes oídos a amenazas ni pierdas tu tiempo reviendo dolores.
El viento YA ha cambiado. Nada volverá a ser lo mismo.
Nos veremos en Diciembre. Mucho Amor, Maeve
Sin palabras sobre como me he sentido al leer esta entrada con los sonidos de Saturno de fondo... pelos como escarpias.
Al cerrar el video he sentido como si me quitaran toneladas de encima de la presión que me hacía experimentar esos sonidos!
Sobre lo escrito,
No se como sentirme con todo lo que está ocurriendo/va a ocurrir, pero al menos consigo mantener a raya la ansiedad que casi me asalta semanas atrás, y estas entradas ayudan a reflexionar y calmar las tits,
Un abraso mu grande!